STAR WARS: EPISODIO III

LA VENGANZA DE LOS SITH | (REVANGE OF THE SITH) 

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 Desde el Imperio Romano, desde los tiempos de Cauis Julio Cesar, la humanidad no ha evaluado. Las pasiones y los deseos humanos, su dramas y las guerras son las mismos, solo la tecnología es diferente.

 Es la misma historia del Imperio Romano. Un senador que se transforma en cónsul, líder del Senado galáctico, Canciller Supremo Palpatine, llega a dictador y transforma una republica moribunda en un imperio. Mas bien se parece a la historia de Napoleón Bonaparte, un genio militar, que de un simple capitán de artillería llego a crear el primer imperio francés y conquistar la mitrad civilizada de Europa, y cual caída se debe al deseo de mas poder.

 Cada nuevo general y emperador romano que regresaba a Roma, enviaba, adelante (de su llegada a la capital), con un legionario, su lista de proscritos a ser publicada en los paredes del Capitolio. En el Episodio III, es la misma tragedia humana, solo a base de cohetes intergalácticos, rayos láser, radio, televisión, computación, códigos secretos y hologramas. Pero el final es el mismo: el que planea bien su jugada, que tiene varios hombres de confianza en lugares estratégicos al momento adecuado, gana el día y la batalla. Cada uno debe hacer algunas batallas personales, pero, casi todos están entrenados para este fin. Unos los hacen solos, otros ayudados por sus lugartenientes. Todo que queda de la vieja plataforma política debe desaparecer, para dejar lugar al nuevo gobierno. Solo muy pocos sobreviven, para ser la semilla, anos mas tarde, de una rebelión que va derrocar un gobierno/imperio corrupto por la sed del poder absoluto. Dentro de este macro turbión político-militar, Anakin Skywalker es una pieza fuerte. Su drama alterna desde el primer y segundo plano, pero siempre presente.

 “El e que conquista el poder, guarda el poder. El que tiene el poder quiere mas poder.” Esta frase es repetida dos veces por el nuevo emperador y conyuga perfectamente con los planes de Anakin Skywalker, que en su inocencia de salvar a su amada, deja todo de un lado y esta atraído por el poder del lado oscuro de la fuerza. Los Jedi y los Sith son dos religiones diferentes. En la lucha de Palpatine contra del Consejo de los Jedi, Anakin esta agarrado en el medio, entre dos ideales, dos religiones diferentes, entre el poder de uno solo (el imperio) y la decisión tomada en consejo, que mas bien se parece a la utópica Mesa Redonda del idílico Rey Arturo.

 Cada uno tiene una interpretación diferente de la Fuerza, el campo (forma de representación de la materia) que domina el mundo. Es interesante a veces observar como una verdadera y sincera historia de amor, puede ocupar el celebro del héroe y dictar sus acciones. En este sentido, parece una copia del encuentro de Neo con el Arquitecto, en el Episodio II del Matriz: pude escoger esta puerta, para llegar a la fuente del poder, poner fin a la guerra y a la salvación de la humanidad, y la otra para salvar a su amada. Todavía nadie invento algún artefacto que haga que una persona pueda estar en dos ligares diferentes al mismo momento….esto podría resolver mucho de los problemas de los grandes héroes.

Los dos encuentros, Anakin-Emperador y Neo-Arquitecto, son parecidos en su contenido filosófico, pero cada héroe esta intentando de salvar una sola vida, dejando de miles y millones a morir. Asistimos de nuevo al eterno el dilema: la muerte de unos pocos para salvar el bien común y la vida de miles….

 Obi-Wan es excelente en este episodio: amigo, compañero de armas, soldado y general, cuidando y ayudando todo el tiempo a su pupilo y protegido, Anakin Skywalker. Con su impecable acento británico, es la imagen de un gentleman, que tiene un excelente entrenamiento militar, toma ordenes como un buen soldado y tiene pocos sentimientos.

Anakin Skywalker tiene en cambio la chispa, el temperamento mediterráneo, la semilla de la insubordinación, hace preguntas que puede demoler cualquier religión (que te obliga creer ciegamente en algo…), es independencia, talentoso, tiene genio y pasión de un Napoleón. Su encuentro con Obi-Wan, dos buenos amigos antes, maestro y alumno, ahora enemigos por no compartir las mismas ideas y religiones, es típico de la vida y (de a veces triste) historia del hombre.

 Es una película triste, noire, dramática, filmada y presentada en tonos oscuros, sin ninguna imagen de esperanza, porque la historia/episodio III debe encajar entre los otros dos episodios anteriores y los tres primeros. No existe el factor sorpresa, porque el espectador conoce los otros dos episodios  de la saga y la primera trilogía. No es una tarea fácil, pero parece que el Episodio III, por ser el último, esta cargado de una energía y fuerza especial (2200+ efectos especiales), y en mi opinión, es el mejor de la segunda trilogía. Solo la entrega de los hijos de Padme, los gemelos, a sus padres adoptivos deja de entrever un futuro mejor, un nuevo amanecer. Parecen  a una sinfonía de Dvorjak.

 Conociendo los primeros tres episodios, el momento en que Anakin esta rescatado, salvado y “reensamblado” (por el emperador) del poco que quedo después del duelo con el Master Obi-Wan Kenobi, es triste. Corre en paralelo con la fuga de Obi-Wan y un herida Padme (por el mismo Anakin, en una furia de momento, pensando que fue traicionado, y sabiendo el sacrificio que esta el haciendo, jurando lealtad al emperador, solo para acceder al otro extremo del lado oscuro de la fuerza y así tener el poder de la vida y de la muerte y salvar a su amada y querida de la visión que va morir dando luz a su niño/s). El renacimiento del Lord Darth Vader/Anakin, la muerte de Padme, el nacimiento de los gemelos, todo al mismo momento, el cataclismo del nacimiento de un imperio, barriendo las últimas fuerzas de resistencia republicanas. Con en la historia de la humanidad, con el nacimiento del pilar de un imperio, nace a la vez, el que lo va a destrozar.

 Vean la escena de la colocación de la mascara, copia de los cascos de acero negro (Krupp) de los soldados alemanes de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), hoy un símbolo del todo el mal que puede generar la raza humana, destrucción y muerte.

 El instante en que la criatura mita humana/mita robótica de Darth Vader rompe las esposas, es tradicional en cualquier filme de Hollywood, desde Frankenstein hasta hoy.

 Muy recomendado, el mejor episodio de la segunda trilogía. Hay que verlo dos veces, entender los efectos visuales y el drama humano.

 Hedi Enghelberg

 

Publicada Mayo 2005 en www.tucine.com

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